En
esta entrada realizada por Cristo Del Prado veremos la siguiente
noticia. Tiene que ver bastante con nuestro tema,ya que si es el techo
de cristal esto es un claro ejemplo de como romper el techo de cristal y
mas
en un pais una cultura tan diferente
como en jerusalen.
Medio desnudas para
protestar en Tierra Santa
Si en cualquier ciudad occidental
participar en una slutwalk es una acción de lucha por los derechos de las
mujeres reivindicativa más, en Tierra Santa es casi un acto revolucionario.
Este viernes al mediodía, una slutwalk, las marchas de mujeres que defienden el
derecho a vestirse como les dé la gana sin que eso suponga un atenuante para
potenciales agresores, ha desembarcado en Jerusalén. Poco antes del inicio del
shabat, el día de descanso de los judíos, decenas de mujeres han recorrido la
ciudad, ligeras de ropa, al son de: “No quiere decir no. ¿Qué parte de la
palabra no has entendido?”.
Desfilar por la ciudad santa medio
desnuda y a grito pelado requiere, para empezar, una potente presencia policial.
“Tememos que alguien quiera agredirlas”, aclara uno de los policías que escolta
la marcha, con el dedo en el gatillo de su M-16. Las autoridades municipales
son conscientes de la tensión que se respira entre los sectores religiosos y
los laicos en Jerusalén Oeste, y que con cierta frecuencia terminan en
enfrentamientos.
En los últimos años se ha disparado el
número de judíos ultraortodoxos –conocidos como haredim- en la ciudad, debido
principalmente al altísimo índice de natalidad de este colectivo, donde las
familias tienen una media de siete hijos. Son más, y también más asertivos, lo
que les lleva a imponer sus leyes del recato en buena parte de la ciudad, donde
las mujeres deben vestir como ellos digan. Es decir, nada de escotes,
pantalones o camisetas sin mangas.
“Que vivan como quieran, pero que no
nos digan a nosotras cómo tenemos que vivir. Yo no quiero que Jerusalén acabe
convertido en Irán o Arabia Saudí”, dice Sarit Hashkes, una joven de 28 años
que ha acudido a la marcha con un pantalón cortísimo y con una pegatina pegada
en el pecho a modo de biquini. Hashkes, que hace cuatro meses abandonó su
puesto de policía tras ser agredida en un barrio ultraortodoxo, se queja de la
educación que reciben en las escuelas religiosas los haredim. “Nada de inglés,
nada de matemáticas y, por supuesto, ni hablar de derechos de la mujer”.
“Así iba vestida cuando me tiraron
piedras”, reza el cartel de otra de las participantes de la marcha, que lleva
puesta una camiseta blanca con cuello de pico y unos pantalones bombachos
granates anchos, que le llegan hasta los tobillos. El lanzamiento de piedras y
sobre todo los escupitajos son el medio favorito de los ultraortodoxos para
expresar su desaprobación frente a las mujeres que consideran de mal vivir.
“Esta ciudad se vuelve conservadora a
marchas forzadas”, sostiene Tal Gilboa, una joven jerosolimitana que estudia
bellas artes y que hoy ha venido vestida de morado para expresar su feminismo. “Tenemos
que tener derecho a vestirnos como queramos sin miedo a que nos ataquen”,
añade.
Las slutwalk son un tipo de protestas
que se repiten en multitud de ciudades del mundo y que nacieron hace un año en
Toronto, en respuesta a las declaraciones de un policía que dijo que las
mujeres no debían vestirse como sluts –algo así como fulana en inglés- para
evitar ataques. En Jerusalén, donde las agresiones e insultos a mujeres suceden
con cierta frecuencia, estas marchas cobran especial significado.
A medida que la marcha avanza por el
centro de la ciudad, los agentes de policía van alejando a cualquier hombre con
aspecto de religioso que quiera acercarse. Por un día, parecen haberse
invertido los papeles y son ellos, y no las mujeres, los sospechosos. Apenas
uno, medio despistado, consigue aproximarse. Se llama David Micha y dice que
“vestirse así es antijudío. Esto es un problema, una provocación”, dice este
religioso tocado con una kipá.
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